De
acuerdo al grado de control voluntario tenemos dos tipos de
atención: Atención Involuntaria y Atención Voluntaria.
a- Atención involuntaria.- La atención involuntaria
está relacionada con la aparición de un estímulo nuevo, fuerte y
significativo, y desaparece casi inmediatamente con el surgimiento de la
repetición o monotonía.
La
atención involuntaria tiende a ser pasiva y emocional, pues la persona no
se esfuerza ni orienta su actividad hacia el objeto o
situación, ni tampoco está relacionada con sus necesidades, intereses
y motivos inmediatos. Una de sus características más importantes es la respuesta
de orientación, que son manifestaciones electrofisiológicas, motoras y
vasculares que se dan ante estímulos fuertes y novedosos, tal respuesta es
innata (Luria, 1988).
b- Atención Voluntaria.- La atención voluntaria se
desarrolla en la niñez con la adquisición del lenguaje y las
exigencias escolares.
En
una primera instancia será el lenguaje de los padres que
controlen la atención del niño aún involuntaria. Una vez que el niño
adquiera la capacidad de señalar objetos, nombrarlos y pueda interiorizar su
lenguaje, será capaz de trasladar su atención de manera voluntaria
e independiente de los adultos, lo cual confirma que la atención voluntaria
se desarrolla a partir de la atención involuntaria, y con la actividad propia
del hombre se pasa de una a otra constantemente (Celada y
Cairo, 1990; Rubenstein, 1982).
Luria
(1988) basado en las teorías de Vigotsky, apoya el origen social de
la atención voluntaria, que se desarrolla a través de las
interrelaciones del niño con los adultos, quienes en un inicio guían
su atención, ésta se activa ante una instrucción verbal y se
caracteriza por ser activa y consciente. La atención voluntaria es
suprimida fácilmente cuando se da una respuesta de orientación, por ejemplo cuando el
niño se distrae ante nuevos estímulos.
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